martes, 2 de junio de 2009

Lucio


Inmóvil permaneció por unos cuantos segundos, un sentimiento horrendo de culpa, asco y miedo lo atiborró hasta sus entrañas, solo el constante golpeteo del intenso palpitar de su corazón contra el pecho lograba mantenerlo dentro de su cordura. Con la cabeza escondida entre los hombros Jhon se sintió como un niño de nuevo, con la incertidumbre de pedir ayuda, cómo iba a saber a quién? si ni siquiera recordaba el rostro de sus padres. La imagen de la joven mujer degollada seguía en su interior, como un tatuaje mental que se resistía a escapar.
-- Lo habré hecho yo?-- pensó Jhon --Acaso seré capaz de tal acto…?-- El reflejo del vómito lo abrumó y desechó el poco alimento que aun llevaba dentro. El grito llamó la atención de los cercanos, los cuales al unísono dirigieron su atención sobre el pálido hombre que se encontraba en la banca, Jhon a su vez sintió pánico, demasiado, la visión de nuevo empezó a disiparse y el pecho a oprimirse, el sudor en su frente apareció de nuevo y empezó a escurrir en abundantes gotas, desde la cabeza hasta la punta de su nariz; dirigió la mirada hacia abajo y con la palma de la mano derecha intentó atrapar la primer gota de sudor que lentamente caía, lo cual no pudo hacer… la gota lentamente permaneció estática en pleno recorrido desafiando la gravedad, las personas se tornaron inmóviles e inertes como maniquíes cualquieras y escucho una voz muy cercana a su oído, rasposa, con un acento elegante, españolizado y definido -- Que ya no me recuerdas Jhonny…?-- Jhon de inmediato reaccionó como presa acechada y vio aquel rostro enfermo, de tez blanca amarillenta similar a la de un enfermo hepático; de huesos protuberantes tanto en pómulos como en barbilla; de ojos grises casi blancos y profundos, mas profundos que cualquiera que haya visto en su vida; labios secos y quebrados, nariz de tabique accidentado, barba rasposa apenas naciente; de cabeza sin rastros de cabello y sin pestaña ni ceja alguna.
--Odio esto-- dijo el personaje-- Primero me buscan, me necesitan, me imploran y después ni la decencia de acordarse de su humilde amigo tienen, no importa…-- de un salto se puso de pie caminando lentamente pero con una especie de baile alegre-- No importa porque verás Jhonny… no es importante lo que pase de aquí en adelante… si no lo que pasó de aquí hacia atrás… -- Caminó unos pasos y tomó el sombrero de la cabeza inmóvil del espigado policía y un bastón de un anciano que se encontraba a su lado, su voz adquirió un tono burlesco --Amo la lluvia… Tú no Jhonny…? Es en verdad una de las mejores creaciones de mi Padre, me recuerda mucho a las películas anglosajonas, cómo era esa canción Jhonny…? ¨I´m singing in the rain, just singing in the rain¨-- Emuló finamente a Gene Kelly bailando y pateando bajo la lluvia -- ¨What a… what a…¨ Oh diablos odio utilizar palabras que se refieran a Él… – Dijo con semblante irritado dirigiendo su mirada hacia el cielo y apuntando hacia arriba con el bastón, Jhon se mantuvo atónito al espectáculo que presenciaba. A la distancia admiró el traje de fina tela blanca que el bailarín portaba, su cuello mostraba venas y arterias pronunciadas, las manos con cicatrices de quemaduras en el dorso, la camisa que llevaba abotonada solo por debajo dejaba entrever un tatuaje en tinta negra de un corazón sangrando dentro de una corona de espinas, localizado justo en el centro de su pecho. Al voltear la mirada hacia sus pies, captó el hecho de que no portaba calzado alguno.

--Qui… quién eres?-- dijo Jhon – Oooohhh…. Ni mi nombre recuerdas…? No os preocupéis mi querido Juanpi… La verdad es que llevo tantos nombres que ya he perdido la cuenta y he olvidado la mayoría… pero tú… tú me puedes llamar… hmmmm… Lucio!, Si Lucio… siempre me gustó como suena ese no lo crees…? Pero Jhon esa no es la pregunta que debes de hacerme sabes…? Olvida quien eres o quien soy yo, estoy aquí para ayudarte nomas… es parte del trato pero estoy seguro que eso no lo recuerdas tampoco…
-- Qué… qué trato…?-- Dijo Jhon asustado, Lucio dio unos cuantos pasos e inclino su torso hasta estar a escasos centímetros del rostro de Jhon -- Mira… toma este sobre… -- extendió su mano con un sobre blanco amarillento como si hubiera sufrido leves quemaduras y las siglas JPH en el centro. -- Tiene unos billetes que te ayudarán a salir adelante… además siendo el buen amigo que soy te alquilé un cuarto en un hotel cercano, jeje te aconsejo que no te acerques al cuarto éste de aquí porque pasan cosas muuuuy malas Jhon… you know what I mean? -- Dijo guiñando un ojo -- Es mas que suficiente para que pases unas muy buenas semanas amigo… - Lucio dirigió su mirada al cielo, abrió los brazos y en tono sarcástico gritó-- Ves? No cabe duda que llevo tu genética Padre… no me niegues más, que no ves que soy caaaaaaaasi igual de misericordioso que tuuuu??? Yo me ocupo de tus pequeeeños errores pero no eres capaz de darme las gracias… no, no, no, mal, mal, maaaaaal… -- Dirigió su mirada de nuevo a Jhon-- En veces mi Padre es tan ingrato ya no se que hacer con el… creo en verdad que esta medio senil… pero bueno Jhonny my boy!!!! Que mejor que despedirme cuando voy ganando… Ahhh antes de irme, hmmmmm lo mejor fuera que te alejarás antes que despierten todos estos metichillos que deambulan por aquí… anda anda!!!- - Y así caminando y bailando Lucio caminó hasta la esquina y desapareció, Jhon a se vez se embolso el sobre y corrió en dirección contraria, no sabía bien a donde pero sabía que tenía que alejarse.

Al dar la vuelta a la esquina Jhon se topó con el majestuoso Hotel Barón donde tenía un cuarto a su nombre, decidió caminar hacia el para esconderse, cuando menos unos momentos hasta poder calmarse un poco y poner en orden sus ideas. Fue el primer momento de su nueva vida en donde sintió un poco de tranquilidad…

lunes, 18 de mayo de 2009

Blood

Se mantuvo paralizado por unos cuantos segundos, los cuales en realidad se sintieron como una agónica eternidad, las gotas de sudor causados por el impacto se acumularon en su frente y lograron mezclarse a las causadas por la acelerada caminata de hace unos momentos, el sufrimiento en su pecho se disipó y fue nublado por las ideas que volaban por su mente, miles de ellas pero sin embargo todas eran irreconocibles. Dejó caer el periódico sin lograr su cometido de averiguar la fecha y lugar en donde estaba, el sonido del bulto en el suelo lo hizo incorporarse y voltear la mirada atrás, guardó la cartera y dio unos pasos hacia la esquina de la acera aún húmeda por la precipitación de la mañana
– Jhon Paul Hunter… Hospital Angeles de la Esperanza… No recuerdo nada…- levantó la mano derecha y la dirigió a su frente frotándola levemente
– Que me está pasando? demonios… Tengo que averiguar quién soy-

Como pudo caminó hacia la banca más cercana y se dejó caer, con las piernas abiertas, pies con puntas en direcciones contrarias, los codos en cada muslo, la cabeza entre sus manos y la vista firme en el concreto.
– Qué diablos me está pasando?- intentó recordar algo, lo mas mínimo sobre su vida lo cual le resultó imposible, algún nombre, alguna señal, algún indicio de quien era, de donde estaba y de porque no recordaba nada, pero vez tras vez el mismo resultado, todo estaba en blanco.
Los sonidos de la sirena aproximándose lo despertaron de su inútil trance, al acercarse la unidad el volúmen de la sirena incrementaba, con el paso del tiempo la tuvo a escasos veinte metros de él, era un modelo antiguo y elegante, con los tradicionales colores en blanco y negro, la sirena en forma de trompeta de metal por arriba del parabrisas y dos luces de color rojo obscuro a cada lado, de ella descendieron dos agentes, el primero iba al volante, media unos 155 centímetros y estaba evidentemente en sobrepeso, portaba un escaso bigote que de haberlo conocido más de fondo hubiera sabido que lo teñía todos los domingos con la esperanza de hacerlo aparentar más abundante, se vislumbraba que rengueaba al caminar y que los años le habían cargado factura, de estar cerca se lograba notar que el portanombre de metal que colgaba del uniforme azul oscuro que vestía mostraba la leyenda Oficial J. García ; el segundo policía bajó de la puerta del copiloto, era bastante alto alrededor de los 195 centímetros , delgado casi esquelético y evidentemente mas joven que el primero, sin duda era una especie de aprendiz en la agencia policial, de piel pálida y cabello rizado pelirrojo, bastante torpe y a lejos se le notaba la admiración por su compañero y mentor, su placa recién grabada portaba el nombre de Oficial M. del Prado.
Jhon los miró desde lejos, captó su atención que hayan estacionado la unidad justo frente a la puerta del cuarto de donde escapó hace unos míseros minutos. El par de agentes se dirigieron a la puerta y con esfuerzo compartido lograron destrozar la cerradura y abrirse camino.
-Mira del Potro- dijo García
-Del Prado señor, del Prado-
-Como sea Del potro, Del prado, Del Monte es lo mismo… aquí en este oficio serás testigo de algunas cosas macabras, cosas que uno no pudiera pensar que otro ser humano fuese capaz de hacer- se le dificultaba en sobremanera a García el caminar y hablar al mismo tiempo, causa en parte de su sobrepeso y edad así como los años de fumador asiduo –verás, hoy te ha tocado iniciar con algo al parecer muy especial, muy seguido tenemos llamadas de soplones pero me huele que esta es especial, uno tiene olfato para estas cosas sabes?, no siempre escuchas esa voz, era raspoza… muy singular.. describió con mucha calma la escena, hasta parecía disfrutarlo-
Se incorporaron y tomaron dirección hacia el interior del cuarto con cautela, Del Prado tomó una linterna y la encendió para vislumbrar mas claramente lo que les aguardaba dentro de esas cuatro viejas paredes de ladrillo gastado.
Jhon hizo un gran esfuerzo por adquirir la vertical lo mas pronto posible y caminar hacia la pareja de oficiales, tratando de llamar la atención lo mas mínimo, paso tras paso sentía que algo no estaba bien, que de alguna manera el estaría involucrado, cada vez… cada paso se encontraba más y más cercano, escuchó la voz visiblemente afectada del espigado policía anunciando alguna clave solicitando la presencia de más agentes, en unos cuantos pasos Jhon estuvo frente a la puerta y logro de reojo mirar un poco hacia adentro, la luz era muy escasa y no logró averiguar lo que pasaba, solo fue capaz de ver al alto policía desechar el desayuno grotescamente en forma de regurgitación violenta, decidió dar un paso a un lado y se puso de espaldas a la pared del edificio, como si se estuviera escondiendo de algo, la respiración le falló y de nuevo el duro golpe en el pecho que le agobiaba los pulmones, trastabilló de regreso hacia la banca más cercana y nuevamente perdió el conocimiento…

Volvió en si al escuchar el ajetreo, voces gritando en distintos idiomas y en distintas intensidades, luces de fotografías y el golpeteo de los zapatos de trabajo los cuales al unirse fungían como una especie de himno a la morbosidad, levantó la mirada y entre la multitud logro distinguir la razón de la conmoción , los dos policías empujaban una camilla con el cuerpo sin vida de una joven y atractiva mujer de unos veinticinco años pensó, de cabello largo y bien cuidado, de color vino tinto, delgada casi de manera enferma, vestía ropa interior negra y una camiseta blanca de cuello en v, la prenda sin embargo mostraba algo peculiar, fuera de lugar, una mancha de color mas intenso, un prominente rojo oscuro por la parte frontal superior, Jhon se estremeció al reconocer aquella mancha, era el color de la sangre, se estremeció aún mas al ver la herida de la cual era proveniente, era una lesión profunda y violenta que corría por lo largo de aquel frágil y lánguido cuello, Jhon no pudo hilar pensamientos… el había estado ahí con ella…

Despertares

Eran las 4:42 am cuando abrió los ojos, en el momento no lo sabía pero era exactamente la misma hora a la que despertaba todas las mañanas, se encontraba boca abajo sobre una cama que no reconocía, sobre una alguna vez blanca sábana que en el momento desprendía un desagradable olor a cigarrillos y humedad, la cabeza le retumbaba como una horrible resaca y el cuerpo le resultaba tremendamente débil. Se rasgó los ojos cerrados con los puños tratando de adaptar la vista a la poca luz de la mañana y dirigió sus ojos a su reloj, celebró el haber visto algo familiar en este ambiente, el viejo reloj Casio digital completamente negro con cristal líquido color verde intenso. A grandes esfuerzos decidió levantarse de esa desconocida cama e inmediatamente después miró sus manos con los dedos extendidos totalmente pálidos y de uñas delicadamente cuidadas, estiró sus brazos y agitó la cabeza en un intento por incorporarse. Miró alrededor de la habitación tratando de averiguar donde estaba pero fue inútil, no reconocía lo mas mínimo de ese cuarto de paredes de ladrillo oscuro con pisos de madera vieja y carcomida, la poca iluminación que se infiltraba por una pequeña ventana en la parte superior de la pared posterior le dio la oportunidad de encontrar un viejo mueble que funcionaba como almacén de polvo y maquillaje de mala calidad, a su frente un gran espejo ovalado de aproximadamente metro y medio de altura por un metro de ancho con una pequeña pero perturbante línea descontinua en la parte inferior que distorsionaba el reflejo, emprendió la marcha hacia el espejo y al situarse frente a él el reflejo provoco una conmoción intensa, el reflejo de la persona frente a él no le era familiar, ni remotamente conocido, ese hombre pálido de ojeras oscuras y profundas, de ojos negros y cejas bien cuidadas, de cabello oscuro de sobresaliente calidad estética era un total desconocido…

Al salir deprisa de la habitación se encontró con los primeros destellos de la mañana en una calle que no conocía, de una colonia que no recordaba, de una ciudad que no sabía existía y peor aún… en el cuerpo de alguien que era extraño a su razón, instintivamente caminó por la calle de banquetas anchas de bloque color gris oscuro, con bancas metalicas garygoleadas estilo gótico de color metal oscuro, cada diez metros aproximadamente se encontraban algunos árboles que en algun momento debieron de haber florecido pero en el momento eran completamente desnudos de cualquier hoja o fruto. A los pocos pasos casi al llegar al final de la acera escuchó el grito familiar de un voceador anunciando las noticias que la noche anterior fueron impresas, las primeras horas de ese oscuro y nublado clima ya tenía a gente laborando y se acercó hacia él con intencion de comprar un periódico para averiguar donde es que se ubicaba, se sintió un poco aliviado al escuchar poco a poco mas intensamente los gritos del muchacho vendedor de periódicos al entender que utilizaba su mismo idioma, aceleró el paso con la tensión que cada segundo incrementaba, las pesadas botas negras que llevaba no ayudaban a hacer esto sencillo sin embargo no calmaba la marcha. Al paso de unos cuantos momentos estuvo frente al muchacho, mejor dicho niño que al parecer oscilaba entre los diez u once años con facha sucia y mal cuidada, intentó hablar y pedirle un ejemplar pero el dolor en los pulmones lo hizo recapacitar rápidamente, en vez de eso decidió señalar con su mano izquierda levantando solo el dedo índice indicando al pequeño su deseo de hacer la compra, feliz por la primer venta del día el chico desató uno de los diarios con suma rapidez del resto y estiró la mano con la palma hacia arriba- Cinco pesos señor- dijo el pequeño, con el dolor del pecho todavía cobrandole una cara cuota introduce sus manos en su bolsillo para percatarse que no tiene moneda alguna, lleva su mano izquierda a la bolsa trasera de su pantalón hecho a la medida de pana negra y extrae una cartera de piel oscura de diseñador que no reconocía alguna vez haber adquirido, con su otra mano la extendió apresuradamnte y antes de encontrar dinero sucedió algo que lo dejó paralizado… una identificación de algún hospital privado de nombre ¨Ángeles de la Esperanza¨ con su foto y la leyenda Dr. Jhon Paul Hunter…